Síntesis.
los terapeutas de
grupo, debemos considerar la mayor cantidad de variables que se pueden presentar
dentro de la psicoterapia, y digo la mayor cantidad, porque a pesar de la
formación profesional o de la experiencia que podamos adquirir como terapeutas,
siempre habrá nuevos retos; Y cada encuentro terapéutico debe ser considerado
un nuevo desafío.
Añadido a lo anterior, se debe considerar que, a
pesar de tener una formación profesional, seguimos siendo seres humanos
apoyando a otros seres humanos, por ello es importante abandonar la idea de
omnipotencia, y al mismo tiempo debemos hacernos a la idea de que el cambio
depende en gran medida del paciente, que de la guía terapéutica. Inclusive, como
terapeuta de grupos es imperativo tener presente que el número de integrantes,
el lugar y la selección de los candidatos, así como el apoyo de un co-terapeuta
es una de las primeras decisiones que influyen en el trabajo terapéutico; Pero no
determinan el éxito o el fracaso; Y aún más importante, se debe tener presente
que el brindar a los participantes o pacientes intimidad, formalidad, seguridad
y tranquilidad, son vitales para fomentar el cambio; Lo anterior será mediante
un clima de honestidad y confidencialidad libre de prejuicios, haciéndoles
saber a cada uno de los seres humanos presentes en la terapia no serán juzgados
por su ser, su presente y su pasado; Para lograr transmitir esta sensación, la
aceptación incondicional es fundamental, pues se debe tener en cuenta que cada
individuo es diferente. Sumado a las anteriores características, es necesario
tener como terapeutas, una gran capacidad de adaptación, pues todo terreno es
nuevo y para poder acompañar a cada uno de los pacientes, se debe estar
equipado con la mayor cantidad de experiencias.
Considero en lo personal, que pretender guiar a los
pacientes hacia un cambio determinado, es llevarlos por caminos que ya
conocemos, es moldearlos a nuestra forma, cosa que, como terapeuta, no permite
que mis pacientes se desarrollen siendo quienes son. Por el contrario, al
adaptarse a cada situación, considero que permite una experiencia vital tanto
al terapeuta como al paciente o cliente y permea las habilidades de ambos
participantes así, podremos como terapeutas, ofrecernos y ofrecer les al mismo
tiempo a cada uno de los pacientes la oportunidad de aprender conjuntamente a
adaptarse, estén donde estén.
Por otra parte, tengo presente que la integración de
un grupo psicoterapéutico o de autoayuda; no únicamente depende de las personas
que integran al grupo, pues, detrás de cada uno de los grupos habidos y por
haber, se encuentra una gran cantidad de detalles como; la accesibilidad del
espacio, el inmobiliario, el tamaño, tipo y objetivos del grupo; el tiempo y frecuencia
de las reuniones, las emociones vividas y las experiencias por parte de cada
uno de los integrantes dentro del grupo formado o inclusive dentro de grupos
anteriores; Además considero conjuntamente que influye en mayor medida, la
cosmovisión del terapeuta, pues esta será la base por donde se observe y se
explique el proceder de cada uno de los participantes, y de una u otra manera,
los mismos pacientes empezarán a asimilar y adoptar esta cosmovisión, al
convivir y explicar tanto sus acciones como sus emociones.
En lo personal y desde la experiencia de vida, he
tenido mayor contacto con la cosmovisión humanista, e incluso últimamente, me
he interesado por otros diversos modelos, no por sus técnicas si no por su cosmovisión,
por ello considero que los psicoterapeutas debemos indagar entre los diversos
modelos, no para aprender técnicas sino para ampliar nuestras experiencias y
panoramas en cuanto a la epistemología del ser, al mismo tiempo los
psicoterapeutas considero deben seguir buscando y aprendiendo desde su base filosófica.
Por ello, durante un tiempo mis intervenciones terapéuticas se han enfocado a
la metodología de la Gestalt relacional, del cual aprendí que las personas no
presentan patologías, sino más bien dificultades en sus modos de relación, y
que la “neurosis” es una interrupción o una dificultad para satisfacer las
necesidades, y hoy día, mi cosmovisión ha pasado desde la Gestalt hasta la
integrativa, pasando por el psicoanálisis, el sistémico, el cognitivo y el conductual
entre muchas otras como el mindfulnes el transpersonal y otros modelos (tras mi
búsqueda de comprender al ser humano y su esencia) sin olvidar los modelos humanistas
existenciales
A pesar de guiar mi labor desde la postura Gestalt
relacional y la integrativa, tengo presente que no existe un enfoque correcto o
incorrecto, sino que éste depende del profesional.
Complementando lo anterior, tengo presente que las
técnicas únicamente son un “pretexto” para llegar a un objetivo terapéutico. Por
esta razón, no solo se debe conocer las herramientas de un único enfoque, pues
toda técnica independientemente de la metodología, es útil siempre y cuando,
como profesional tenga presente, “EL PARA QUÉ” de la técnica
(hago invitación a los psicólogos en formación a plantearse dichas interrogantes sin caer en clichés ¿Qué es el ser humano? Y ¿el para qué de la psicoterapia?); es por eso que el conocer y aplicar una determinada habilidad no es suficiente (pues el conocer las herramientas no necesariamente hace a una persona un psicoterapeuta); también es importante como profesional de la salud cuestionarse a cada momento, ¿para qué le servirá al paciente la técnica que pretendo aplicar?; Claro, Desde la cosmovisión que cada quien desde su aceptable elección decidió seguir (en mi caso, la Gestalt relacional e integrativo). Y desde esta postura, en la medida que logre promover formas de relación más saludables, forjadas en la confianza y por sobre todo libres de prejuicios; siendo honesto, responsable, respetuoso, espontánea, empático y promoviendo la sensibilización; los integrantes del grupo terapéutico decidirán respetar las discrepancias entre ellos mismos; diferencias que Yalom señala como elemento clave en la cohesión y el equilibrio terapéutico para alcanzar el autocontrol tanto individual como grupal.
(hago invitación a los psicólogos en formación a plantearse dichas interrogantes sin caer en clichés ¿Qué es el ser humano? Y ¿el para qué de la psicoterapia?); es por eso que el conocer y aplicar una determinada habilidad no es suficiente (pues el conocer las herramientas no necesariamente hace a una persona un psicoterapeuta); también es importante como profesional de la salud cuestionarse a cada momento, ¿para qué le servirá al paciente la técnica que pretendo aplicar?; Claro, Desde la cosmovisión que cada quien desde su aceptable elección decidió seguir (en mi caso, la Gestalt relacional e integrativo). Y desde esta postura, en la medida que logre promover formas de relación más saludables, forjadas en la confianza y por sobre todo libres de prejuicios; siendo honesto, responsable, respetuoso, espontánea, empático y promoviendo la sensibilización; los integrantes del grupo terapéutico decidirán respetar las discrepancias entre ellos mismos; diferencias que Yalom señala como elemento clave en la cohesión y el equilibrio terapéutico para alcanzar el autocontrol tanto individual como grupal.
En
una intervención grupal, a pesar de los tantos estímulos que se generan, ya sea
por la interacción entre los integrantes, como por los detalles que se deben
cuidar en la elaboración de las técnicas; los terapeutas vamos ampliando
nuestras herramientas tanto en teoría como práctica, vamos agudizando nuestros
sentidos ya que estos, son las herramientas principales del terapeuta, dichas
herramientas y habilidades van dirigidas a distinguir entre el discurso
manifiesto y el latente; como Puget (1982) señala que “al escuchar y descubrir
las relaciones entre la conducta y sus causas permite crear una nueva semántica
de comunicación intrapsíquica e intersubjetiva”. Esto es, mientras mayor sea la
agudeza del terapeuta en relación con la observación, el sentir y el escuchar,
mayor será la probabilidad de cambio del paciente; es por ello que todo
psicoterapeuta debe estar pendiente tanto de lo que pasa en su exterior como en
el interior; en lo personal, tener presente lo que se genera en el grupo, como
lo que se genera en mí, e incluso lo que aporto al grupo, me ayuda a ser más
responsable e incluso a realizar los cambios necesarios para apoyar y acompañar
a cada uno de los integrantes del grupo, como al grupo mismo.
La
base de este ejercicio (el de tener presente los sucesos internos y externos), no
es únicamente el estar sintiendo, escuchando u observando las configuraciones
grupales, sus formas de interrelacionarse, sus diálogos, sus emociones y sus
significados, sino que también influye el saber cómo y cuándo aplicar alguna
técnica de intervención, cosa que poco a poco voy desarrollando. Hoy por hoy considero
que aún me falta experiencia pues a pesar de identificar algunas interrupciones
o algunas señales de importancia en varios de mis pacientes, algunas otras no las
veo pasar, incluso en mi supervisión observo que podría haber hecho una que
otra intervención en el momento. A pesar de ello, tengo presente que, con el
tiempo, la experiencia se ira desarrollando; así mismo, en la medida que logramos
documentarnos tendremos más presente la metodología; Y así, como con las
actitudes y los valores se van practicando día con día para adquirir
experiencia. Con respecto a los valores y actitudes, Yalom, menciona que el
terapeuta grupal debe tener en cuenta que los pacientes tienden a imitar sus
actitudes y valores, por lo tanto, las características y cualidades que
consideran importantes en el desarrollo tanto personal como profesional son:
honestidad, interés, aceptación incondicional, empatía, curiosidad, autentica
motivación, entre otros; actitudes que considero innatas en cada una de las
personas y que se deben de fortalecer en cada relación humana siempre y cuando
estas se cultiven con el día a día .
Otra
de las fortalezas que se consideran en la terapia grupal es el de sentir comodidad
dentro del clan, sean cuales fueran los valores sociales, políticos y morales;
cosa que se va dando en la medida que el terapeuta y los integrantes del grupo se
despojan de todo prejuicio e incluso es necesario que estén informado de los
acontecimientos tanto populares como culturales, ya que esto facilita la
interacción y fluidez dentro del grupo; Cabe mencionar que el despoje de toda
omnipotencia y el reconocer los errores no implica abandonar la responsabilidad
como terapeuta; incluso, la transparencia no implica amistad, pues como
mencioné anteriormente, se debe considerar y cuestionar ¿qué beneficio le
aporta a los participantes si hago tal técnica o si digo tal auto-revelación?.
Independientemente
de la formación y la cosmovisión terapéutica,
debemos tener en cuenta que el proceso se ve interferido por nuestros puntos
ciegos, como por ejemplo; si pasamos de ser terapeutas a uno más dentro del grupo
o mostrar preferencia por un paciente; es por ello que incluso como
profesionales de la salud, debemos llevar nuestro propio proceso y supervisión,
con el fin de auto-conocernos, identificar nuestros puntos ciegos, nuestras
limitaciones y frustraciones para aceptarlas, trabajarlas y sobrepasarlas.
Psic. & E.G. Frankel Gabriel Berlim Salazar
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