“Edipo obedece primeramente al destino sin saberlo, pero su
tragedia comienza en el momento en que sabe”
El suicidio, toman fuerza en el mismo
momento que se adquiere conciencia sobre la inutilidad
humana frente a las “problemáticas” de la propia vida, así como Edipo y Sísifo
toman conciencia ante la tragedia según (Camus); para iniciar, cuando
Edipo se entera que mató al padre y después engendró hijos con su
madre, es en ese mismo instante dónde toma conciencia de su “falta”, tanto
social como moralmente, y es ahí que nace la tragedia; y ya sea, por sus pasiones
o por un juicio interno, algo lo lleva a arrancarse los ojos, pero, es precisamente
en ese
Efímero instante del tiempo, en el que toma conciencia de sus actos, y los juzga ante una mirada social y moral,
con sus propios ojos o en autopercepción, como “abominables” y con un deseo profundo
de negarlos, es ahí, cuando decide arrancarse los ojos, tanto como un acto de
auto castigo, tanto también como un acto de profunda desesperación, por no
poder verse a sí mismo como un “monstruo” o no querer verse tal como es, porque
bien nadie desea ser un paria social.
Y es aquí, en el mismo instante
donde se presenta, el no poder, y en el
no querer aceptar la responsabilidad de sus actos, en el instante mismo del saber, en donde nace la tragedia y
bajo las paciones, que Edipo, en un primer acto desesperado e inconsciente, se
arranca los ojos para negarse a los hechos, para no ver y tener que aceptar su
fatídico destino, pese a sus actos, nadie puede escapar a su realidad una vez
pasado el umbral del saber. Por ello, (Camus) establece que, es en
el momento mismo en dónde se adquiere el
saber, y en la toma de conciencia, donde da inicio la tragedia de Edipo;
así, en el instante mismo, en dónde se adquiere el conocimiento y se le juzga
con una mirada social y moral, ya sea como positiva o como aberrante, es en ese
efímero instante donde nace toda la fatalidad; Y en Edipo, al auto juzgarse
como monstruoso se ve obligado por sus placeres y paciones, a negarse y
reprochar las consecuencias de sus actos; fuera de ello; lo importante, es que
cuando se toma conciencia del secreto familiar o del discurso familiar
y
se juzga ante una mirada social y moral, este saber, desencadena
una serie de respuestas trágicas como la negación, que en el caso de Edipo, lo
conduce a una ceguera, pero, en nuestro tiempo se traduciría en actos suicidas,
sea de forma abrupta o no.
Deseo recalcar, que no se trata
tanto de un secreto familiar o la forma en que se juzga un hecho, ya que bien o
mal, un suicidio igualmente puede ser provocado por una enfermedad o por un
problema en el trabajo, por ende, lo importante es la toma de conciencia que lo
cambia todo; se trata más bien del saberse
y de mirarse inutilizado ante la inmensidad de los hechos.
El desencadenante, es éste
conocimiento que se puede adquirir de forma momentánea, ligera, pasajera o directa
y concisa pero, tarde o temprano producirán respuestas que conducen al acto
suicida, ya sea en forma abrupta, o a una serie de conductas inconscientes “cuenta
gota” dirigidas a la auto destrucción, como lo serían; el consumo de sustancias
adictivas o las conductas de riesgo, las cuales se justifican al considerar que
éstas acciones, aminoran la carga y la incertidumbre existencial a través del placer,
solo para no ver la fatídica realidad ante la vida, que se puede resumir en la
inutilidad y falta de sentido existencial del hombre.
A menos que como Sísifo, “la aceptemos
con alegría”, según (Camus). Y es que, al juzgar
la vida como una vida buena y feliz, al mismo tiempo que se está atado a una
tarea inútil, inacabable y sin sentido, permite escapar al mismo tiempo de la incertidumbre,
dado que la tarea absurda, proporciona el destino de nuestra existencia y nos
distrae del dilema de la vida.
Por ello, Albert Camus, nos
presenta en Sísifo, a un ser alegre que, pese al castigo de los dioses, mira su
destino sin incertidumbre al descender de la montaña, ya que durante el trayecto
posee la certeza de su destino, y al mismo tiempo le pertenece, aún cuando su
tarea no tiene ni fin ni sentido, y es ahí, en lo inacabable, en lo inútil y en
lo absurdo de su tarea, que encuentra una meta, una dirección y un motivo a su
existencia. Por ello, tanto Sísifo como Edipo, al final pueden concluir que,
todo está bien, pese al trabajo y la desgracia, todo está, y estará bien,
porque el esfuerzo mismo de su tarea, le da sentido a su existencia y a su
vida.
En conclusión, Sísifo logra una
vez más, mostrar su ingenio y burlarse de los dioses escapando así, de la
incertidumbre, como escapó de la muerte, atándose a la eternidad de su tarea
absurda, a costa, claro, de la libertad y su responsabilidad ante ella. Lo cual
no se juzga, pues al final, es una forma de sopesar la misma incertidumbre del
tiempo, y nos permite decir que, pese al esfuerzo, todo está bien, y todo
estará bien. por ello, (Camus,) dice que “el tiempo
nos lleva”, y que “El tiempo
hará vivir al tiempo, y la vida servirá a la vida, en este campo a la vez
limitado y atestado de posibilidades”.
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