martes, 17 de agosto de 2021

DEL MITO DE SÍSIFO.

 

Edipo obedece primeramente al destino sin saberlo, pero su tragedia comienza en el momento en que sabe”
 (Albert Camus).

 


El suicidio, toman fuerza en el mismo momento que se adquiere conciencia sobre la inutilidad humana frente a las “problemáticas” de la propia vida, así como Edipo y Sísifo toman conciencia ante la tragedia según (Camus); para iniciar, cuando Edipo se entera que mató al padre y después engendró hijos con su madre, es en ese mismo instante dónde toma conciencia de su “falta”, tanto social como moralmente, y es ahí que nace la tragedia; y ya sea, por sus pasiones o por un juicio interno, algo lo lleva a arrancarse los ojos, pero, es precisamente en ese Efímero instante del tiempo, en el que toma conciencia de sus actos, y los juzga ante una mirada social y moral, con sus propios ojos o en autopercepción, como “abominables” y con un deseo profundo de negarlos, es ahí, cuando decide arrancarse los ojos, tanto como un acto de auto castigo, tanto también como un acto de profunda desesperación, por no poder verse a sí mismo como un “monstruo” o no querer verse tal como es, porque bien nadie desea ser un paria social.  

Y es aquí, en el mismo instante donde se presenta, el no poder, y en el no querer aceptar la responsabilidad de sus actos, en el instante mismo del saber, en donde nace la tragedia y bajo las paciones, que Edipo, en un primer acto desesperado e inconsciente, se arranca los ojos para negarse a los hechos, para no ver y tener que aceptar su fatídico destino, pese a sus actos, nadie puede escapar a su realidad una vez pasado el umbral del saber. Por ello, (Camus) establece que, es en el momento mismo en dónde se adquiere el saber, y en la toma de conciencia, donde da inicio la tragedia de Edipo; así, en el instante mismo, en dónde se adquiere el conocimiento y se le juzga con una mirada social y moral, ya sea como positiva o como aberrante, es en ese efímero instante donde nace toda la fatalidad; Y en Edipo, al auto juzgarse como monstruoso se ve obligado por sus placeres y paciones, a negarse y reprochar las consecuencias de sus actos; fuera de ello; lo importante, es que cuando se toma conciencia del secreto familiar o del discurso familiar y se juzga ante una mirada social y moral, este saber, desencadena una serie de respuestas trágicas como la negación, que en el caso de Edipo, lo conduce a una ceguera, pero, en nuestro tiempo se traduciría en actos suicidas, sea de forma abrupta o no.

 Deseo recalcar, que no se trata tanto de un secreto familiar o la forma en que se juzga un hecho, ya que bien o mal, un suicidio igualmente puede ser provocado por una enfermedad o por un problema en el trabajo, por ende, lo importante es la toma de conciencia que lo cambia todo; se trata más bien del saberse y de mirarse inutilizado ante la inmensidad de los hechos.

El desencadenante, es éste conocimiento que se puede adquirir de forma momentánea, ligera, pasajera o directa y concisa pero, tarde o temprano producirán respuestas que conducen al acto suicida, ya sea en forma abrupta, o a una serie de conductas inconscientes “cuenta gota” dirigidas a la auto destrucción, como lo serían; el consumo de sustancias adictivas o las conductas de riesgo, las cuales se justifican al considerar que éstas acciones, aminoran la carga y la incertidumbre existencial a través del placer, solo para no ver la fatídica realidad ante la vida, que se puede resumir en la inutilidad y falta de sentido existencial del hombre.


 A menos que como Sísifo, “la aceptemos con alegría”, según (Camus). Y es que, al juzgar la vida como una vida buena y feliz, al mismo tiempo que se está atado a una tarea inútil, inacabable y sin sentido, permite escapar al mismo tiempo de la incertidumbre, dado que la tarea absurda, proporciona el destino de nuestra existencia y nos distrae del dilema de la vida.


         Por ello, Albert Camus, nos presenta en Sísifo, a un ser alegre que, pese al castigo de los dioses, mira su destino sin incertidumbre al descender de la montaña, ya que durante el trayecto posee la certeza de su destino, y al mismo tiempo le pertenece, aún cuando su tarea no tiene ni fin ni sentido, y es ahí, en lo inacabable, en lo inútil y en lo absurdo de su tarea, que encuentra una meta, una dirección y un motivo a su existencia. Por ello, tanto Sísifo como Edipo, al final pueden concluir que, todo está bien, pese al trabajo y la desgracia, todo está, y estará bien, porque el esfuerzo mismo de su tarea, le da sentido a su existencia y a su vida.

En conclusión, Sísifo logra una vez más, mostrar su ingenio y burlarse de los dioses escapando así, de la incertidumbre, como escapó de la muerte, atándose a la eternidad de su tarea absurda, a costa, claro, de la libertad y su responsabilidad ante ella. Lo cual no se juzga, pues al final, es una forma de sopesar la misma incertidumbre del tiempo, y nos permite decir que, pese al esfuerzo, todo está bien, y todo estará bien. por ello, (Camus,) dice que “el tiempo nos lleva”, y que “El tiempo hará vivir al tiempo, y la vida servirá a la vida, en este campo a la vez limitado y atestado de posibilidades”.

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